En su afán de servicio público , este blog les ofrece una serie de consejos para entrar en el maravilloso mundo del puntet alcoyano. Si cumplen al pie de la letra estas instrucciones, conseguirán formar parte de ese selecto universo de privilegiados, que desde el principio de los tiempos constituye uno de los pilares básicos de la alcoyanía de rompe y rasga.
1-No sea ordinario. Olvídese rápidamente del valenciano. La gente del puntet es radicalmente castellanoparlante y solo utiliza la lengua de Ausiàs March durante las Fiestas de San Jorge, como una demostración de populismo festero. El valenciano es el idioma de la purria, un galimatías cacofónico de vocales abiertas, que acaba con cualquier sensación de glamour.
2-Hable con sus amigos y exíjales que a partir de ya, empiecen a llamarle por el nombre y el apellido. No hay Pepes, ni Jorges, ni Maricármenes en el puntet. Todos llevan siempre juntos el nombre y el apellido. Se trata básicamente de identificar al individuo y a la ilustre saga familiar de la que forma parte. La ausencia de la filiación completa es una señal inequívoca de que su árbol genealógico es una castaña.
3-Compre la ropa en las tiendas más caras y exclusivas de la ciudad. No se preocupe de las consecuencias económicas de este lujo: los del puntet pagan cuando les sale del arco del triunfo, ninguna dependienta se atreverá a apretarle las tuercas, cuando le diga “apúntamelo, soy Fulana Mengánez”. Ni se le ocurra pagar a tocateja, ya que ésta es una costumbre propia de pobres y de gentes de medio pelo.
4-Si tiene usted una fábrica textil , ciérrela rápido y despida hasta el último empleado. En Alcoy, uno no es nadie si antes no ha provocado el naufragio de un par de hilaturas y de una empresa de acabados. Comente con sorna los detalles de su crisis y dedique duras críticas a lo bastorros que son los sindicalistas; será usted el rey de las fiestas del Círculo Industrial.
5-En el caso de que sea usted una mujer morena, el ingreso en las filas del puntet hace obligatorio su paso por el tinte. La “rubiez” es una condición indispensable para entrar en esta exclusiva cofradía; al igual que esa extraña musiquilla (mezcla de acento alcoyano y de pijo clásico) con la que las chicas bien hablan entre ellas.
6-En el caso de tener hijos en edad escolar, es absolutamente obligatorio pasar a recogerlos en coche; a ser posible un todoterreno de gama alta. Descarte cualquier posibilidad de ir a pie a la escuela, aunque viva a doscientos metros de ella. La llegada a pie a esta importante cita social se identificaría inmediatamente con un signo de pobreza, merecedor del consiguiente ostracismo.Ni que decir tiene, que el centro escolar ha de ser de titularidad privada.
7-La gente del puntet nace y también se hace. Para entrar en este selecto club, basta con proponérselo. Si sus ingresos económicos son reducidos, tendrá que organizar bien su intendencia doméstica: hay que reducir los gastos en productos de primera necesidad, para dedicar todo el dinero al viejo arte de aparentar. Vestido de punta en blanco, se podrá codear con lo mejor de la sociedad alcoyana, aunque en la intimidad de su domicilio lleve semanas sometido a una estricta dieta de “bollidets” y de bocadillos de atún de oferta del Mercadona.
8-Consulte la guía del puntet antes de hacer sus compras. Esta gente tiene sus propias fruterías, sus pescaderías, sus pollerías y hasta sus ferreterías favoritas. Existe un circuito comercial vip, que distingue a estos privilegiados del resto de los mortales. Notará enseguida la diferencia: los comerciantes son mucho más pelotilleros y los precios son mucho más caros. Cuando pase por uno de estos establecimientos, comprobará que su ego acaba mucho más hinchado y su cartera, mucho más vacía.
9-Cómprese inmediatamente un chalé en la Plana de Muro o en alguna de esas localidades de la comarca en las que se concentran colonias del puntet. No vale la casa de los abuelos en el pueblo, ni el apartamento en Bellrreguart. El puntet no descansa ni en vacaciones.
10-No deje que le confundan con un pijo. El puntet es un producto estrictamente alcoyano, como las albóndigas d’aladroc o el cardat de las señoras mayores. Hunde sus raíces en la Edad Media y para llegar a él, han sido necesarios los esfuerzos combinados de miles de personas: desde Doña Saurina de Entenza a esas chicas rubias de apellidos sonoros, que llenan los mítines del PP.
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